Lejos de los telones para teatros, el nuevo arte joven florece en las calles

En los últimos años una revitalización del arte público y callejero ha movilizado el debate, al menos en una porción, lejos de las salas; y las telas que antaño fueran telones para teatros hoy se ven trepadas en una y otra dirección por chicas y muchachos que maravillan a la gente contoneándose de aquí para allá sencillamente de una tela especial colgada de un sostén, que bien puede ser un árbol.

   El arte callejero y popular, que antaño reinaran entre la cultura diaria de la ciudad (principalmente antes de la invasión de los medios masivos de comunicación en la vida cotidiana), desde hace más o menos una década retoma las calles e intenta inscribirse de nuevo en la vida diaria de los paseantes, turistas y ciudadanos que van a sus trabajos de nueve horas y presentismos.

   ¡Cuidado! Nadie tilde de cómodo el oficio de estos artistas, que cumplen jornadas de 12 horas, sin mayores estabilidades y que (entre los mercachifles, como en todo oficio y ocupación, que los hay) hacen crecer, mejorar e innovar en sus capacidades y su arte, resultando en muy ingeniosas y apreciables exposiciones y muestras, envidia de opciones principales de cielos rasos de muchos teatros de la ciudad.